Aurea dicta
La vida del siglo xx nos hace frecuencia ajenos a la lectura y, por tanto, a la sabiduria clásica. Nadie tiene tiempo ya de abrir un libro de Virgilio, de Terencio o de Sófocles.
Sin embargo, incluso en nuestra vida diaria usamos u oímos frases que son dicta, es
Decir, sentencias de autores famosos de la Antigüedad. Tales máximas se citan para adorna el propio discurso y es signo de cultura , más o menos pedante , saber reconocerla. Pero pongamos nombre a las sentencias: Nada humano me es ajeno es frase de Terencio; Más vale tarde que nunca, de Tito Livio; La cara es el espejo del alma, de Cicerón.
Otras citas no son tan famosas, pero nos descubren la gran aventura que significa releer a los clásicos: La naturaleza no nos revela todos sus secretos a la vez, Séneca.
La base de la cultura occidental se sustenta sobre los pirares de las literaturas griega y romana. Los escritores de ese tiempo se han convertido en modelos clásico, imitados a lo largo de sucesivas generaciones. Atribuimos a Grecia la capacidad creativa de un mundo lleno de fabulaciones mitológicas que son lugar común para cual cualquier persona culta, y que se formularon tanto en la lírica como en la dramática y la épica.
Roma, en cambio, lejos de alardes imaginativos, supo conseguir las huellas de los griegos y destacar en otro campos, como el de la historia y la oratoria, sin menoscabo
De los géneros anteriormente citados.
La literatura griega abarca el periodo comprendido entre los siglos 13 y 2 a.J.C, con una etapa áurea que transcurre entre los siglos 5 y 4. La literatura latina empieza en el siglo 3 a.J.C.; acaba en el siglo 6 d.J.C.; aunque el latin como lenguaje de cultura tuvo una vida más larga. Los siglos 1 a.J.C.; . d.J.C.; son la Edad de Oro de la literatura romana.
La vida del siglo xx nos hace frecuencia ajenos a la lectura y, por tanto, a la sabiduria clásica. Nadie tiene tiempo ya de abrir un libro de Virgilio, de Terencio o de Sófocles.
Sin embargo, incluso en nuestra vida diaria usamos u oímos frases que son dicta, es
Decir, sentencias de autores famosos de la Antigüedad. Tales máximas se citan para adorna el propio discurso y es signo de cultura , más o menos pedante , saber reconocerla. Pero pongamos nombre a las sentencias: Nada humano me es ajeno es frase de Terencio; Más vale tarde que nunca, de Tito Livio; La cara es el espejo del alma, de Cicerón.
Otras citas no son tan famosas, pero nos descubren la gran aventura que significa releer a los clásicos: La naturaleza no nos revela todos sus secretos a la vez, Séneca.
La base de la cultura occidental se sustenta sobre los pirares de las literaturas griega y romana. Los escritores de ese tiempo se han convertido en modelos clásico, imitados a lo largo de sucesivas generaciones. Atribuimos a Grecia la capacidad creativa de un mundo lleno de fabulaciones mitológicas que son lugar común para cual cualquier persona culta, y que se formularon tanto en la lírica como en la dramática y la épica.
Roma, en cambio, lejos de alardes imaginativos, supo conseguir las huellas de los griegos y destacar en otro campos, como el de la historia y la oratoria, sin menoscabo
De los géneros anteriormente citados.
La literatura griega abarca el periodo comprendido entre los siglos 13 y 2 a.J.C, con una etapa áurea que transcurre entre los siglos 5 y 4. La literatura latina empieza en el siglo 3 a.J.C.; acaba en el siglo 6 d.J.C.; aunque el latin como lenguaje de cultura tuvo una vida más larga. Los siglos 1 a.J.C.; . d.J.C.; son la Edad de Oro de la literatura romana.
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